18 feb 2013

Top 5 drogas para tener sexo!

A veces el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría… Las sustancias más aptas para entrar por la puerta secreta al palacio… Sabiduría popular y química de vanguardia se combinan para sintetizar la llave.

Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado el extásis como una comunión con el universo que lo rodea. Fundamentalmente existen tres caminos para reconectarse con este sentimiento oceánico de unidad: las prácticas ascéticas, la sexualidad y las drogas (generalmente en un contexto sagrado). Algunas veces estos caminos confluyen; aunque idealmente lo mejor sería la confluencia del ascetismo seguido del sexo, generalmente, en la búsqueda impaciente de la otredad, se opta por combinar las drogas con el sexo. El máximo activista de los psicodélicos, Terence Mckenna, decía que irse a la tumba sin haber tenido una experiencia psicodélica era como morirse sin jamás haber tenido sexo, o en otras palabras sin haberse dado cuenta de lo que en verdad se trata este juego. Bajo este tenor surge inevitablemente la pregunta ¿por que no hacer las dos, al mismo tiempo?

Es sabido que el sexo puede ser una droga y es cierto que en ocasiones las drogas pueden ser como tener sexo contigo mismo (o con el universo)… No recomendamos utilizar drogas para acentúar, conseguir o manipular una experiencia sexual. Evidentemente el acontecimiento sexual debiera ser en sí mismo suficientemente estimulante. Antes que intentar una estimulación química es recomendable intentar las técnicas ancestrales del éxtasis, como el tantra y el yoga, o, acaso, para los más osados la magia sexual de las sociedades secretas de Occidente.

Estas sustancias pueden ser utilizadas con conciencia y voluntad para la hiperestesia sexual y es en este sentido que hacemos esta profundamente divertida investigación sobre los usos y costumbres de la posmodernidad en búsqueda de extásis.

5. COCAÍNA
La relación entre la cocaína y el sexo es extensa ya que la cocaina es usada como “la droga” de la vida nocturna, de los bares, discotecas, dadora de “status”, e incluso como un tipo de chantaje sexual en ciertos círculos clandestinos. Siendo muy adictiva, la cocaína a veces puede hacer que las personas se vuelvan adictas a las personas que puedan proveer esta sustancia.

La cocaína generalmente incrementa la confianza y, un poco ilusoriamente , crea la sensación de vitalidad física y mental. Por esto el “perico” es utilizado muchas veces para ligar. Por otra parte la cocaína duerme las areas del cuerpo donde se aplica por lo cual a veces lleva a tener sexo duro y rudo, el estereotipo de una noche salvaje. Es fácil de llevar a la cama como un juguete sexual e inhalar líneas de cocaína de las curvas del cuepo.

Phillp K. Dick escribío en “A Scanner Darkly “que la cocaína hace que las mujeres quieran tener sexo, pero que los hombres no puedan hacerlo.

Los hombres que sí consiguen una erección en cocaína normalmente suelen durar más, pero a veces no logran tener un orgasmo llegando a oscuras zonas de frustración y/o sado masoquismo.

Uno de los peligros de tener sexo después de haber inhalado cocaína es que, si las cosas se ponen un poco fuertes, se puede sufrir de un paro cardiaco: morir en los brazos de Doña Blanca.

“It makes me lose control, it makes me go insane, I wanna a girl that does cocaine “, Nirvana, Cocaine Girl.

4. CANDYFLIP (LSD/MDMA):
El candyflip, la combinación del éxtasis con el ácido lisérgico es un cóctel psicodélico popularizado en los raves, entre chicos que querían tener la fuerza psicodélica del LSD y la empatía y sociabilidad del MDMA. El LSD solo puede ser díficil de dominar para el contacto íntimo, muchas veces las personas que toman esta sustancia no quieren que las toquen y abordan trenes freak, pero al mismo tiempo sienten una gran energía, una fogosidad intensa, un eléctrico kundalini. Usado por terapeutas maritales, como detonador del famoso “make-up sex”. En esta relación el fuego lo pone el LSD y la ternura el MDMA.

El mismo Leary escribió sobre la alquimia sexual: “Los mejores resultados llegan cuando te coges a alguien que realmente amas en un viaje de ácido. Es ahí cuando el sistema nervioso está más abierto, menos condicionado y listo para recibir un nuevo implante”.

El candyflip no es un combo para el sexo casual, funciona para el sexo cósmico, que busca conectarse emocional y espiritualmente, sentir el extásis y desdoblarse entre el tejido de estrellas que unen los cuerpos.

3. POPPERS
Esta sustancia (nitrito de anilo) popularizada en los 80s por la cultura gay y vendida comúnmente en los sex-shops, es un vasodilatador, por ende sirve como relajante de los músculos anales y vaginales. El uso prolongado puede hacer perder la erección, pero una aplicación precisa puede producirla atinadamente. Además, cuando es inhalada produce una euforia instántanea y efímera, que perfectamente puede sincronizarse con el momento del orgasmo.

Algunas parejas avezadas en vez de inhalar los poppers -entre las marcas favoritas están el Liquid Gold y el Purple Haze- dejan que la sustancia se destile lentamente creando un efecto encapsulado que rítmicamente puede empalmar con el calor de la penetración. Poppers-saunas, espasmos modulados por la perdida de la conciencia.

2. KETAMINA
El Special K, una sustancia controlada utilizada como anestesia para animales, es un disociativo que primero fue popularizado por el Dr. John Lily en sus experimentos en tanques de aislamiento desprogramando la biocomputadora humana y en sus experimento de telepatía con delfines. La ketamina se ha vuelto recientemente muy popular como un invitado subterráneo a la cama, particularmente llevado por las chicas en ciudades cosmopolitas como Londres o Buenos Aires. La keta, o k-espacial, relaja de sobremanera por lo cual puede preparar el “mood” para el sexo sin embargo inhibe la capacidad de llevar la sangre al pene haciendo diícil sostener la erección (probablemente más que la cocaína o el MDMA aunque hay versiones encontradas).

Por esto es mejor usada durante el sexo que en un coqueteo previo y por las mujeres. La ketamina, y sus característicos “k-holes”, ha sido relacionada con las experiencias cercanas a la muerte, una disociación total, un túnel de luz o oscuridad profunda. Algunas personas bajo la ketamina sienten que tienen poderes supernaturales, que levitan o se desdoblan de su cuerpo. Este desprendimiento astral puede suceder durante el acto sexual con una imagen característica del Libro Tibetano de los Muertos, el fantasma que se ve así mismo teniendo sexo antes de reencarnar. Curiosamente Freud llamaba al orgasmo “la petit mort”, es este el cariz de la relación entre la ketamina y el sexo, la implosión del momento culmen que penetra en el infinito dentro de sí mismo.

1. CANNABIS
Evidentemente tenía que estar en esta lista el cannabis, la droga más usada para el “sexy time” en el planeta (sin contar el alcohol que evidentemente no logra escalar esta lista) . Sin embargo, más que la marihuana, el hashish (también el charras y mejor en chillum), por su linaje entre las paradisiacas orgías de Oriente, es la sustancia que tiene una mayor relevancia como potenciador sexual. Generalmente las personas se acercan al cannabis por su cualidad sensorial, por cómo hace sentir las cosas, oír la música; el cannabis es una sustancia maleable que para mejor usarse en el sexo debe de saber llevarse.

El hashish, también llamado “chocolate”, puede ser usado como aceite para metaestimular

El gran mago de occidente, Aleister Crowley, prefería entre la mescalina, el opio y otras drogas, al hashish como su íntimo agente de la gran obra sexual (también gustaba hacerla “per vas nefandum”). Crowley veía en el sexo un concurso de las fuerzas cósmicas y en el orgasmo una especie de relámpago divino, u oración, que podía entablar una comunicación con el mundo astral o manifestar una intención. Así describe el efecto del hashish, Aleister Crowley:

Crowley incluso desarrolló una técnica llamada “Eroto-comatose-lucidity” (un estado de coma lúcido-erótico). Este ritual estaba basado en la estimulación sexual repetida sin llegar al orgasmo que lleva al individuo a un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, así como la extenuación, permitiéndole al practicante comulgar con la divinidad. Para propiciar este estado eran usadas sustancias como el hashish y a veces el opio.

Al parecer el uso del hashsih en un contexto sagrado, sexual, llegó a Occidente a través de los Templarios, que más tarde darían lugar a los Iluminati y quizás hasta a los plantíos de marihuana de George Washington. Los templarios entraron en contacto con el club de los hashashins. El escritor creador del terrorismo poético, Hakim Bey, nos dice:

Para la conciencia realizada este mundo no es otro que el paraíso y sus goces y placeres son todos permitidos. 

Esta parece ser la clave del éxtasis sexual, el reflejo del cielo, en el placer de la creación. Los lentos y voluptuosos trances del hashish nos acercan al sueño de la divinidad en su harén.